- Escrito por Brian Gelvez
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"Aura" de Carlos Fuentes
Carlos Fuentes nació el 11 de noviembre de 1928 en ciudad de Panamá Recibió, entre otros, el Premio Rómulo Gallegos en 1977, el Cervantes en 1987, y el Príncipe de Asturias de las Letras en 1994. También fue nombrado gran oficial de la Legión de Honor en 2003 y en 2009 caballero gran cruz de la Orden de Isabel la católica. Fue nombrado miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua en agosto de 20014 y Doctor honoris causa por varias universidades entre ellas Harvard, Cambridge y Nacional de México. Murió el 15 de Mayo de 2012.
Aura
Felipe Montero es un historiador que busca trabajo leyendo los clasificados de un periódico en un café barato y triste. Ya con esta primera escena Fuentes podría prefigurar un público, pero no voy a meterme ahí; El narrador testigo de la segunda persona es exterior, da al lector una sensación de cercanía, y junto a la imagen anterior, le permite creer que Felipe Montero bien podría ser él. El destino del joven está prefigurado cuando, al leer el anuncio, siente que ha sido dirigido exclusivamente a él y a nadie más, o acaso podría ser el efecto materializado del hechizo de la bruja (La señora Consuelo), lo cierto es que el joven ya ha picado el anzuelo cuando aumentan la cantidad de dinero, motivaciones que el autor usa para justificar la llegada de Felipe a esta casa.
Ahora bien, el ambiente del lugar aparece misterioso, sombrío y decadente por lo viejo. Un misticismo enorme configurado por todas las imágenes de oscuridad, contrastes, luz tenue y luz intensa que se presentan en la narración. La casa está sumida en una oscuridad inexpugnable. Aquí Carlos Fuentes decide hacer una exploración de los sentidos gracias a este ambiente: El tacto, el oído serán necesarios a Felipe para recorrer la casa ya que la vista se encuentra limitada; el gusto y el olfato le serán necesarios a la hora de la comida y para describir el ambiente de las habitaciones; la vista sólo la usará para su trabajo, para caer en las artimañas de Consuelo y Aura.
Felipe Montero es víctima de un gran engaño, perpetrado por Consuelo desde la oscuridad. La primera vez que ve a la anciana distingue un conejo, al que la anciana quizá se refiere como su compañía, lo cierto es que, cuando este se va, Aura aparece ante él, ella la presenta como su sobrina y el significante de compañía cambia del conejo a la joven y hermosa Aura. Felipe, como víctima de un hechizo, decide quedarse en la casa a realizar el trabajo que dudaba tomar, justo después de ver esos intensos y maravillosos ojos verdes. Su trabajo consiste en terminar, corregir y editar las memorias del difunto esposo de la señora Consuelo, el General Llorente. El instinto primario de este historiador es salir de aquella casa tan lúgubre y extraña, pero se ve impedido por la existencia de Aura, pues se siente obligado a rescatarla, esta será una permanente en la historia que habrá de encadenarlo a la casa.
El cazador embrujado
Felipe Montero convive durante algún tiempo con estas mujeres, aunque podría aparentar insignificancia, todos los días come lo mismo: un platillo de riñones estofados y un peculiar y espeso vino que resulta irreconocible, la relevancia de la comida se vislumbra bajo la teoría de que esta es una pócima que lo ha embrujado. «(…) ce sont ses yeux verts qui ont fait ma perdition» «torturer les chats était la manière à toi de rendre notre amour favorable, par un sacrifice symbolique» «que ne ferais tu pas pour rester toujours jeune?» Consuelo y su esposo han vivido un gran periodo de su vida en París, allí el señor Llorente escribió gran parte de sus memorias. A partir de este argumento, el autor extrae ciertos versos en francés, que para el lector desprevenido podrán resultar pasajeros, sin embargo, son estos los que dan las pistas que descubren a vistazos la trama intrincada del libro y el espléndido final.
Mientras Aura despelleja a un cabrito en la cocina, Felipe la ve desde la puerta y luego a Consuelo, la simultaneidad de sus movimientos hacen pensar al lector (pues parece que la razón de Felipe se desdibuja progresivamente) que la joven es una imagen mimética de la anciana. El lector ya podría pensar que quizá estas mujeres son una misma, idea que se reiterará con la presencia de la anciana acechando a Felipe en sueños, intercambiando su imagen con la de Aura, seduciéndolo para que siga cayendo en una hipnosis de movimientos mecánicos y sonámbulos, para quizá controlarlo y que la ame eternamente. Lo más interesante de la narración es el trance o la hipnosis en la que se encuentra absorbido el joven historiador y sobre todo, lo difícil, o acaso imposible, que le resulta escapar. El simbolismo no sólo se limita a las plantas utilizadas para el brebaje y la comida misteriosa, que bien pueden ser la causa de sus alucinaciones constantes, también llega a verse reflejado en la arquitectura de la casa: La recámara de Aura conectada con la de la Anciana, el patio de plantas ubicado en la oscuridad, en la parte menos visitada de la casa, la cocina como laboratorio de brebajes en el mismo piso que la habitación de Consuelo y el cuarto de Felipe en el último piso, iluminado misteriosamente.
La trampa de la bruja
La luz, así como la oscuridad, juega un papel importante, sobre todo la luz misteriosa y reveladora de la luna, que confirma las sospechas del atónito lector, que abre paso al final de la novela. A mi juicio, es este final, precisamente, el que resulta un pilar enorme de verosimilitud que mantiene firme a la ficción, ya que, si él ha caído en la trampa de esta bruja y se ha visto incapaz de huir cada vez que ha querido, que se quede con ella a pesar de su decrepita y gastada apariencia, a pesar de conocer su secreto, hace pensar al lector que el final no podría ser otro; la lógica de la ficción imposibilita un final favorable para el hombre. Las dos mujeres eran en verdad una misma; Es quizá el concepto del doble aquello que nos hace cuestionarnos por la relación entre el título de la obra y el nombre de Aura, pues la joven parece más una proyección, en ocasiones externa, en otras cercana, de la juventud perdida de la anciana, la ilusión de un tiempo pasado que vuelve al presente para reescribir una historia.
A continuación pueden escuchar "Aura" en la voz de su propio autor, Carlos Fuentes.
Brian Gelvez
Brian Gelvez
Brian Gelvez (Bogotá, 1994) se graduó en Creación Literaria de la Universidad Central de Bogotá en 2018. Es profesor de lengua inglesa y literatura. Escribe ficción acerca de la sinestesia, el surrealismo y sobre experiencias cercanas a la muerte. También escribe ensayos como ghost writer.